La Corte de Apelaciones de Chillán al sur de Chile, ordenó a Monsanto pagar 24.300 dólares, como indemnización al agricultor José Riquelme por incumplir un contrato en cuanto a la venta de sus semillas híbridas de melón braco, pues crecieron otras variedades.
“Yo demandé a Monsanto pensando en todos los agricultores. Lo que ocurre hoy es que los campesinos hemos perdido nuestras semillas originales y estamos obligados a comprarle a Monsanto. Yo sé que si siembro melón Cantalupo, que es una variedad de acá, nuestra, voy a cosechar melón cantalupo. En cambio si siembro un híbrido de Monsanto, no sé si la variedad va a ser la que dice el envase. La empresa no se responsabiliza por los resultados de las semillas que vende”, dijo Riquelme.
Guillermo Riveros, presidente de la Asociación Gremial BioBio Orgánico, indicó que se trata de una “conducta reiterada de esta empresa, y Monsanto apenas resarce el costo de la semilla. Todos los agricultores deberían tener la certeza de que lo que están comprando corresponde a lo que necesitan”.
Destacó además que “si esto le pasara a Monsanto con un agricultor de un país del norte global, el trato sería otro”.
“Nos están dando un trato de país tercermundista. Los controles de calidad en este caso no los aplican, no les importa. Yo vi el fruto de esa semilla que plantó Riquelme y era muy diferente al Braco. Lo ocurrido es un llamado a que los agricultores defiendan sus derechos si les pasa algo similar”, dijo Guillermo Riveros.
En relación a las semillas convencionales explicó que “la mayoría de los productores de cultivos convencionales, antes guardaban su propia semilla. Pero hace ya décadas que el Estado, a través de INDAP (Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario) y los PRODESAL (Programa de Desarrollo Local), organismos que tienen como misión apoyar la agricultura familiar campesina, le indican al productor qué semilla tiene que comprar, dónde y a qué precio. INDAP los subsidia pero los ‘amarra’ al paquete tecnológico, o sea, a la semilla híbrida (“mejorada”) que va acompañada de un plaguicida para el plan de manejo que el agricultor tiene que cumplir“.
La preocupación de los agricultores es que”si alguien compra a Monsanto semillas híbridas de maíz, raps, soya, remolacha o zapallo, esas semillas podrían venir contaminadas con transgénicos de esos cultivos, sembrados para exportación de semillas en Chile”, agregó el gremialista.
El presidente de la Asociación Gremial BioBio Orgánico acusó al Servicio Agrícola Ganadero (SAG), organismo del Estado, ya que “no está protegiendo la semilla convencional. No sabemos si esa falta de control es generalizada y si fuera así, los cultivos orgánicos, agroecológicos y convencionales de maíz, soya, raps, remolacha, zapallo o cártamo, especies de las cuales ya hay cultivos transgénicos en Chile, así como los cultivos de los parientes silvestres de esas especies, podrían estar siendo contaminados por las variedades transgénicas mencionadas”.
“En el Senado quedó pendiente la Ley de Obtenedores de patentes de semillas promovida por la actual presidente Michelle Bachelet y el gobierno de Sebastián Piñera. Si se firma la ley, el peligro para los agricultores – entre otros-es que Monsanto tendría más derecho a demandarlos porque en sus cultivos hay semillas transgénicas.”